miércoles, 9 de junio de 2010

Hundida en el fuego de mis contradicciones no soy mas que un punto oscuro en la inmensidad del pensamiento.
Luchando entre dos espadas, desarmada, sabiendo que una de las dos terminará por herirme. En mi soledad, escondidas las lágrimas, escondidas las palabras nocivas de un amor frustrado por la prohibición, por el desengaño; no dejan que las veas, no quieren que las veas para evitar tu miedo, tu confusión...
Confusión maldita de un río
desbocado que arrastra,
arrastra sin piedad
la cordura más sana
Sufriendo en silencio, tapando mi cara tras una falsa sonrisa. No importa, no lo notas, eres feliz sin mí. No importa. Seguiré esperando hasta que mi carne se separe de mis huesos. No me importa seguir. No me importa continuar. No tiene importancia que siga viviendo o no si de todas formas nunca estarás a mi lado, haciendo que mi vida sea necesaria, dándome la tarea de conservar tu alegría. Pero ya tienes a alguien para eso. He llegado demasiado tarde. No luché a tiempo, no protegí el territorio de mis sentimientos y ahora no soy más que un cuerpo vacío que espera, y espera, y espera, y espera...

No hay comentarios: